Thursday, February 14, 2008

Party

Arriba, detrás de la puerta izquierda del closet, donde no hay nada más que cables, impermeables amarillos y un taladro, justo ahí, al fondo, está la caja de zapatos con las pelucas.
Desde abajo puedo oler sus panties. Se llama Teisha, creo. Es alta y estira su cuerpo empinado sobre la silla hasta la puerta superior izquierda del closet. Arranca cables y plástico amarillo y otras cajas que no son la de las pelucas. Sus piernas tensas, extendidas, delinean unos músculos fuertes de haber patinado demasiado y su faldita de puta revela el comienzo de una nalga y el olor, aún seco, de su vagina.
–¿Te vas a quedar allá abajo mirando o me vas a ayudar a buscar?
–Me quedo, todo bien.
Ella va de puta. Yo quería ser bombero. No encontré un buen casco. Ahora no tengo disfraz, sólo me pondré una peluca y trataré de sonreír.
Baja despacio con la caja de zapatos en la mano, levanta la tapa revelando la maraña de pelos sintéticos y colores y comienza a sacar las pelucas una por una.
–¿Te gusta ésta?
–No, se parece demasiado a mi cabello. No parece un disfraz sino que tratara de disimular la calvicie.
–Te estás quedando calvo.
–Lo sé, precisamente por eso no puedo usar una peluca como ésa. Por dignidad.
–¿Y ésta?
–Mmm... No sé. Muy gay, creo.
– Yo no le veo nada de gay...
–Es fucsia, ¿te parece poco?
–Pero es una fiesta de disfraces...
–Lo sé, pero no me voy a disfrazar de gay mientras mi novia va vestida de puta.
–No sabía que yo fuera tu novia.
–Tú me entiendes...
–No, no te entiendo.
Se queda mirándome, café, con una peluca fucsia en una mano y una negra, muy parecida a mi cabello, en la otra. Las deja caer al mismo tiempo, con el dramatismo cursi de la cámara lenta. Se mete la mano bajo la falda de puta y se acomoda el panty sin dejar de mirarme, café. Entonces da un paso hacia mí y repite cada palabra moviendo los labios despacio y en exceso:
–No, no te entiendo.
–Estamos saliendo... Estamos juntos... Llevas dos semanas durmiendo aquí... ¿Qué quieres que te diga?
–¿Quieres que me vaya?
–¡Eso no tiene sentido! Pensé que discutíamos por lo contrario.
–¿Cómo así?
–Primero te molestas porque te digo que eres mi novia y ahora quieres pelear porque te estoy echando...
–No estamos peleando, sólo estamos buscando una peluca.
Sonríe. Da media vuelta. Se agacha a recoger las pelucas sin doblar las piernas. La falda se levanta y las medias de malla trazan rombos sobre las carnes de sus nalgas de niña. Se llama Teisha, creo.
–Creo que mejor te llevas ésta –saca un afro de la caja y me lo pone en la cabeza.
–Ok. Vamos.

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