Sunday, August 10, 2008
Thursday, July 31, 2008
Lugares comunes
Annie dice:
quiero leer lo que publicaste en la revista
Malditas putas dice:
léelo
Annie dice:
pero aquí no se consigue, cómo hago?
Malditas putas dice:
m
Malditas putas dice:
conoces a David?
Annie dice:
David qué?
Malditas putas dice:
David Parsons
Annie dice:
El cantante?
Malditas putas dice:
No sé si canta es un loser que surfea, creo que vive cerca de tu casa
Annie dice:
ahh, Dave, no sabía que se llamara así
Malditas putas dice:
Puedes ir el fin de semana a su casa a buscar las revistas?
Annie dice:
siiiiii!!!
Malditas putas dice:
Pero en serio, no quiero que las revistas acaben llenas de mierda de canario al fondo de una jaula en la casa del portero del edificio de David
Annie dice:
No, seguro, yo voy
Malditas putas dice:
Okp. Wait.
Annie ha enviado un zumbido
Malditas putas dice:
David te manda a decir que pases por su casa, que le chupes la verga y que él te entrega las revistas
Annie dice:
jajajajaa
Annie dice:
en serio?
Malditas putas dice:
sí
Annie dice:
dile que mejor las deje en portería
Malditas putas dice:
te das cuenta? Van a acabar llenas de mierda de canario!
Annie dice:
No, en serio, yo paso por ellas el domingo
Malditas putas dice:
Pero seguro que si recoges las revistas en portería te toca chupársela al vigilante
Annie dice:
aggghhhhh!!
Malditas putas dice:
Yo en tu lugar subiría al apartamento de David
Annie dice:
??
Malditas putas dice:
Al vigilante ni lo conoces, David, en cambio, es tu amigo. Es mejor dejar el semen en la boca de una persona de confianza, es como dejar a tus hijos en la casa de una tía.
quiero leer lo que publicaste en la revista
Malditas putas dice:
léelo
Annie dice:
pero aquí no se consigue, cómo hago?
Malditas putas dice:
m
Malditas putas dice:
conoces a David?
Annie dice:
David qué?
Malditas putas dice:
David Parsons
Annie dice:
El cantante?
Malditas putas dice:
No sé si canta es un loser que surfea, creo que vive cerca de tu casa
Annie dice:
ahh, Dave, no sabía que se llamara así
Malditas putas dice:
Puedes ir el fin de semana a su casa a buscar las revistas?
Annie dice:
siiiiii!!!
Malditas putas dice:
Pero en serio, no quiero que las revistas acaben llenas de mierda de canario al fondo de una jaula en la casa del portero del edificio de David
Annie dice:
No, seguro, yo voy
Malditas putas dice:
Okp. Wait.
Annie ha enviado un zumbido
Malditas putas dice:
David te manda a decir que pases por su casa, que le chupes la verga y que él te entrega las revistas
Annie dice:
jajajajaa
Annie dice:
en serio?
Malditas putas dice:
sí
Annie dice:
dile que mejor las deje en portería
Malditas putas dice:
te das cuenta? Van a acabar llenas de mierda de canario!
Annie dice:
No, en serio, yo paso por ellas el domingo
Malditas putas dice:
Pero seguro que si recoges las revistas en portería te toca chupársela al vigilante
Annie dice:
aggghhhhh!!
Malditas putas dice:
Yo en tu lugar subiría al apartamento de David
Annie dice:
??
Malditas putas dice:
Al vigilante ni lo conoces, David, en cambio, es tu amigo. Es mejor dejar el semen en la boca de una persona de confianza, es como dejar a tus hijos en la casa de una tía.
Friday, July 4, 2008
Frases ambiguas de Johanna Gutiérrez
–¿Sabes que Jaime Garzón se comía a Flora Martínez?
–No, no sabía.
–Sí, la vieja lo amaba. Un man tan feo y mira...
–O sea que tienes esperanzas.
–Hm. Hay que hacerlas reír.
–Sí, tú das risa.
–También hay que darles muy duro.
–Si tú lo dices...
–Cuando mataron a Garzón, Flora se hizo un tatuaje por el man.
–Imagínate lo duro que le habrá dado.
–No, no sabía.
–Sí, la vieja lo amaba. Un man tan feo y mira...
–O sea que tienes esperanzas.
–Hm. Hay que hacerlas reír.
–Sí, tú das risa.
–También hay que darles muy duro.
–Si tú lo dices...
–Cuando mataron a Garzón, Flora se hizo un tatuaje por el man.
–Imagínate lo duro que le habrá dado.
Monday, June 9, 2008
Saturday, May 31, 2008
Boletería agotada
Jorge, Germán, Johanna, Samuel, Angie, Melissa y Óscar habían caminado más de treinta cuadras.
Friday, April 11, 2008
Gente como tú
-Hace cuánto dejaste de ser negra y te convertiste en afrocolombiana?
-Nunca fui negra, antes me creía blanca porque tengo el pelo liso.
-No te habías visto el culo?
-Ja, no se trata de eso. Acaso tú no te has visto la verga...
-Sí, pero yo no me creo negro, ni afrocolombiano, ni blanco. Además puedes burlarte de ella pero te gustó.
-Admiro tu esfuerzo. Los q no la tienen grande deben trabajar doble.
-Todos tus novios anteriores eran negros?
-Afrocolombianos…
-Bueno, sí, eso…
-No, nunca he tenido un novio, si te portas bien serás el primero.
-Me porté bien anoche?
-Nor.mal. Pa ti está bien.
-Negra malparida.
-No me digas así.
-Anoche no te molestaba.
-Anoche estaba bien.
-Me gané el desayuno?
-Sí, allá abajo hay huevos, leche y pan. Prepara algo, yo tengo que escribir el discurso.
-Quiero que tú me cocines. Me lo merezco. No te vas a volver feminista después de tres polvos, eso es trampa.
-No se trata de eso. Es que esto es más importante
-Déjalo así, yo escribo ese discurso y tú me preparas unos huevos revueltos
-No puedes escribirlo
-Escribo mejor que tú
-Pero no entiendes nuestra causa
-Todas las causas son iguales
-Ves? No la entiendes…
-Es sábado. Tu revolución puede esperar hasta el lunes.
-No es “mí” revolución. Ése es el problema de la gente como tú. Que creen que existen causas ajenas.
-¿La gente como yo?
-Sí, la gente como tú... Mis amigos te odiarían.
-Me importa un culo lo que piensen de mí tus amigos. Yo no me meto con nadie y hasta respeto su causa. Mi única causa soy yo… y tú, si tú quieres.
-Pero no haces nada para que las cosas cambien. Vives alienado en tu burb…
-No quiero que las cosas cambien, me gustan así.
-Ése es el problema contigo.
-No, ése es el problema contigo y con todos ustedes. Hablan de libertad pero no dejan que uno pueda elegir que le importa un culo. Hablan d igualdad, pero quieren joder a los de arriba y darle a los de abajo una revolución que ellos ni quieren. Es una revolución egoísta, arrogante, es una revolución pa' ustedes, como la del modelito de Swatch…
-El modelito de Swach...?
-El argentino… el q mataron en Bolivia… el de la foto con carita de ilusión…
-Eso es otra cosa…
-“Eso es otra cosa”, eso dice “la gente como tú” siempre que la tiene perdida: ¿Por qué estudias inglés si es el idioma de ‘el imperio’? “Eso es otra cosa”. ¿Por qué usas zapatos Nike? “Eso es otr…”. ¿Por qué tomas Coca Cola… y Zero, que además de yankee es vanidosa!? “Eso es…”
-Por qué estás conmigo entonces??
-Eso te pregunto yo a ti… Yo no te he dicho negra, ni sudaca, ni comunista, ni pobre… tú eres la que me trata como "la gente como tú"
-Tú también eres sudaca.
-Pero sé inglés.
-Yo tengo el pelo liso y no soy blanca.
-Yo trabajo y no soy yuppie.
-Pero trabajas sólo para ti
-Y para ti, si tú quieres…
-Pero hay un montón de gente que nos necesita.
-Me vale verga.
-Por eso es que las vainas no cambian.
-No, las vainas no cambian porque la gente como tú va para los lados, unos para la izquierda y otros para la derecha, y ninguno va para adelante. Yo sólo quiero ser feliz y hacer feliz a las cuatro personas que tengo cerca. Eres tú la que no entiende mi causa.
-Ésa no es ninguna causa. Eso es lo que ellos quieren que creas que es la felicidad. Para desarmarte. Así es como ganan la guerra, alienando a la gente como tú.
-No estoy alienado, sólo tengo hambre y quiero unos huevos revueltos. Me tienes aguantando hambre por tu revolución. ¡Esto no tiene sentido!
-No seas tan egoísta. Ve y prepárate algo, yo tengo que escribir el discurso. Soy así, si no te gusta…
-No me gusta, pero me vale verga. Estoy contigo porque me gustas tú y tu culo… el modelito, la “educación pública y de calidad”, tu revolución de mierda, Silvio, Pablo, la marcha, el paro, las papas… me valen verga. Si te gustara mi verga seguro no pensarías en mí como “la gente como tú”.
-No se trata de eso…
-Same shit, the only revolution that I care about is the one of those scramble eggs.
-Nunca fui negra, antes me creía blanca porque tengo el pelo liso.
-No te habías visto el culo?
-Ja, no se trata de eso. Acaso tú no te has visto la verga...
-Sí, pero yo no me creo negro, ni afrocolombiano, ni blanco. Además puedes burlarte de ella pero te gustó.
-Admiro tu esfuerzo. Los q no la tienen grande deben trabajar doble.
-Todos tus novios anteriores eran negros?
-Afrocolombianos…
-Bueno, sí, eso…
-No, nunca he tenido un novio, si te portas bien serás el primero.
-Me porté bien anoche?
-Nor.mal. Pa ti está bien.
-Negra malparida.
-No me digas así.
-Anoche no te molestaba.
-Anoche estaba bien.
-Me gané el desayuno?
-Sí, allá abajo hay huevos, leche y pan. Prepara algo, yo tengo que escribir el discurso.
-Quiero que tú me cocines. Me lo merezco. No te vas a volver feminista después de tres polvos, eso es trampa.
-No se trata de eso. Es que esto es más importante
-Déjalo así, yo escribo ese discurso y tú me preparas unos huevos revueltos
-No puedes escribirlo
-Escribo mejor que tú
-Pero no entiendes nuestra causa
-Todas las causas son iguales
-Ves? No la entiendes…
-Es sábado. Tu revolución puede esperar hasta el lunes.
-No es “mí” revolución. Ése es el problema de la gente como tú. Que creen que existen causas ajenas.
-¿La gente como yo?
-Sí, la gente como tú... Mis amigos te odiarían.
-Me importa un culo lo que piensen de mí tus amigos. Yo no me meto con nadie y hasta respeto su causa. Mi única causa soy yo… y tú, si tú quieres.
-Pero no haces nada para que las cosas cambien. Vives alienado en tu burb…
-No quiero que las cosas cambien, me gustan así.
-Ése es el problema contigo.
-No, ése es el problema contigo y con todos ustedes. Hablan de libertad pero no dejan que uno pueda elegir que le importa un culo. Hablan d igualdad, pero quieren joder a los de arriba y darle a los de abajo una revolución que ellos ni quieren. Es una revolución egoísta, arrogante, es una revolución pa' ustedes, como la del modelito de Swatch…
-El modelito de Swach...?
-El argentino… el q mataron en Bolivia… el de la foto con carita de ilusión…
-Eso es otra cosa…
-“Eso es otra cosa”, eso dice “la gente como tú” siempre que la tiene perdida: ¿Por qué estudias inglés si es el idioma de ‘el imperio’? “Eso es otra cosa”. ¿Por qué usas zapatos Nike? “Eso es otr…”. ¿Por qué tomas Coca Cola… y Zero, que además de yankee es vanidosa!? “Eso es…”
-Por qué estás conmigo entonces??
-Eso te pregunto yo a ti… Yo no te he dicho negra, ni sudaca, ni comunista, ni pobre… tú eres la que me trata como "la gente como tú"
-Tú también eres sudaca.
-Pero sé inglés.
-Yo tengo el pelo liso y no soy blanca.
-Yo trabajo y no soy yuppie.
-Pero trabajas sólo para ti
-Y para ti, si tú quieres…
-Pero hay un montón de gente que nos necesita.
-Me vale verga.
-Por eso es que las vainas no cambian.
-No, las vainas no cambian porque la gente como tú va para los lados, unos para la izquierda y otros para la derecha, y ninguno va para adelante. Yo sólo quiero ser feliz y hacer feliz a las cuatro personas que tengo cerca. Eres tú la que no entiende mi causa.
-Ésa no es ninguna causa. Eso es lo que ellos quieren que creas que es la felicidad. Para desarmarte. Así es como ganan la guerra, alienando a la gente como tú.
-No estoy alienado, sólo tengo hambre y quiero unos huevos revueltos. Me tienes aguantando hambre por tu revolución. ¡Esto no tiene sentido!
-No seas tan egoísta. Ve y prepárate algo, yo tengo que escribir el discurso. Soy así, si no te gusta…
-No me gusta, pero me vale verga. Estoy contigo porque me gustas tú y tu culo… el modelito, la “educación pública y de calidad”, tu revolución de mierda, Silvio, Pablo, la marcha, el paro, las papas… me valen verga. Si te gustara mi verga seguro no pensarías en mí como “la gente como tú”.
-No se trata de eso…
-Same shit, the only revolution that I care about is the one of those scramble eggs.
Thursday, April 10, 2008
Apuntes para una nueva poesía
Fuentes
hola
w-álter ego dice:
say
Tatiana dice:
sabes como bajar fuentes?
w-álter ego dice:
si
Tatiana dice:
me quieres ayudar?
w-álter ego dice:
no
........... "Di, ¿por qué acequia escondida, agua vienes hasta mí.
.......... Manantial de nueva vida en donde nunca bebí?"
.......... Manantial de nueva vida en donde nunca bebí?"
...........................................................................A. Machado
Tatiana dice:
hola
w-álter ego dice:
say
Tatiana dice:
sabes como bajar fuentes?
w-álter ego dice:
si
Tatiana dice:
me quieres ayudar?
w-álter ego dice:
no
Monday, April 7, 2008
Breve biografía de Johanna Gutiérrez
(1984-2003)
"Life is a nonsense party. I'll sleep when I die".
Estudió inglés en el Colombo.
"Life is a nonsense party. I'll sleep when I die".
Estudió inglés en el Colombo.
Tuesday, April 1, 2008
Monday, March 17, 2008
FPT
Manu dice:
http://www.youtube.com/watch?v=3-F5L1S7LKU
Becca dice:
qué es eso?
Manu dice:
un video
Becca dice:
es q el otro día abrí un link de esos, decía q era un chiste de Bush y era un virus. menos mal q estaba en el pc de mi hermana
Manu dice:
Bush lo daña todo
Becca dice:
Lala no me habló en dos semanas. Me dijo q dejara de estar viendo porno en su pc
Manu dice:
Eso te pasa por arrecha
Becca dice:
Cuál arrecha?! Te dije que era un chiste de Bush
Manu dice:
Pero tambien te la pasas viendo porn
Becca dice:
El q tu me mandas
Becca dice:
Ya vengo
Manu dice:
Okp
Becca dice:
Estás?
Manu dice:
Sik, viste el video?
Becca dice:
Yex, es viejo, ya lo había visto pero no me acordaba
Manu dice:
Qué tal?
Becca dice:
Nor.mal?
Manu dice:
qué culo es eso de nor.mal????
Becca dice:
mmm. es como normal pero mas bien malo. como not-bad, como que no es del todo malo... pero sí.
Manu dice:
eres la primera persona q conozco q no le gusta ese video
Becca dice:
a cuántas les has preguntado?
Manu dice:
sólo a ti. Pero a todo el mundo le gusta Radiohead
Becca dice:
a mí no... es más, creo que ni siquiera me gusta la gente a la q le gusta RH
Manu dice:
entonces yo no te gusto?
Becca dice:
Sí, por eso me parece raro q te guste eso. Es música vieja y deprimente
Manu dice:
Cómo puedes decir eso?
Becca dice:
acaso no es vieja?
Manu dice:
pues sí
Becca dice:
y deprimente?
Manu dice:
también, pero eso no importa
Becca dice:
ya estan quemados, fijo ahorita vienen para Colombia como todos los grupos en decadencia
Manu dice:
yo iría a verlos
Becca dice:
Tu y cien mil más. Radiohead es un grupo de culto, a la gente le gusta porq es Radiohead. a la mayoría ni siquiera les gusta la música. A una amiga le gusta lo que dice ese man en las entrevistas y por eso compra todos los cds, es como un Marilyn Manson sin maquillaje, ojalá se maquillaran...
Manu dice:
Me vas a decir q el video no te parece la verga?
Becca dice:
El video es de ese man Scott no de RH. además es uno de esos videos que son tan buenos q no dejan q uno le preste atención a la cancion. te ha pasado?
Manu dice:
sí, me pasa con los videos qu dirige Michel Gondry
Becca dice:
a mí me pasa con los de Bjork
Manu dice:
se escribe Björk
Becca dice:
same shit, different name
Manu dice:
Lástima. Te mandé el video porq anoche cuando estábamos hablando de los colores para el fondo me acordé de ese video... pensé q te gustaría.
Becca dice:
El video sí me gusta, los colores tambien, pero no soporto verle la cara a ese man.
Manu dice:
??
Becca dice:
es el ojo
Manu dice:
??
Becca dice:
Siento q ese ojo picho me va a hacer algo. Tom York es uno de esos manes q son tan feos para ser cool q les toca ser más inteligentes q todo el mundo, pero como en realidad no son tan inteligentes como para ser ingenieros o astronautas o para escribir un buen libro, se meten a odiadores de la humanidad. White men haters! I h8’em too!
Manu dice:
Se escribe Thom Yorke
Becca dice:
Da lo mismo, es el mismo ojo con otro nombre. El video es muy bonito para q salga ese man. Radiohead debió ser como Milli Vanilly, falsos y de plástico: ese Thom Yorke cantando detrás de cámaras y un modelo caribonito saliendo en los videos al lado del guitarrista que sí esta buenísimo
Manu dice:
Se escribe Milli Vanilli
Becca dice:
Jaja... ok!
Becca dice:
mejor mira esto
Becca dice:
http://www.youtube.com/watch?v=Ll2kajMH2u0
http://www.youtube.com/watch?v=3-F5L1S7LKU
Becca dice:
qué es eso?
Manu dice:
un video
Becca dice:
es q el otro día abrí un link de esos, decía q era un chiste de Bush y era un virus. menos mal q estaba en el pc de mi hermana
Manu dice:
Bush lo daña todo
Becca dice:
Lala no me habló en dos semanas. Me dijo q dejara de estar viendo porno en su pc
Manu dice:
Eso te pasa por arrecha
Becca dice:
Cuál arrecha?! Te dije que era un chiste de Bush
Manu dice:
Pero tambien te la pasas viendo porn
Becca dice:
El q tu me mandas
Becca dice:
Ya vengo
Manu dice:
Okp
Becca dice:
Estás?
Manu dice:
Sik, viste el video?
Becca dice:
Yex, es viejo, ya lo había visto pero no me acordaba
Manu dice:
Qué tal?
Becca dice:
Nor.mal?
Manu dice:
qué culo es eso de nor.mal????
Becca dice:
mmm. es como normal pero mas bien malo. como not-bad, como que no es del todo malo... pero sí.
Manu dice:
eres la primera persona q conozco q no le gusta ese video
Becca dice:
a cuántas les has preguntado?
Manu dice:
sólo a ti. Pero a todo el mundo le gusta Radiohead
Becca dice:
a mí no... es más, creo que ni siquiera me gusta la gente a la q le gusta RH
Manu dice:
entonces yo no te gusto?
Becca dice:
Sí, por eso me parece raro q te guste eso. Es música vieja y deprimente
Manu dice:
Cómo puedes decir eso?
Becca dice:
acaso no es vieja?
Manu dice:
pues sí
Becca dice:
y deprimente?
Manu dice:
también, pero eso no importa
Becca dice:
ya estan quemados, fijo ahorita vienen para Colombia como todos los grupos en decadencia
Manu dice:
yo iría a verlos
Becca dice:
Tu y cien mil más. Radiohead es un grupo de culto, a la gente le gusta porq es Radiohead. a la mayoría ni siquiera les gusta la música. A una amiga le gusta lo que dice ese man en las entrevistas y por eso compra todos los cds, es como un Marilyn Manson sin maquillaje, ojalá se maquillaran...
Manu dice:
Me vas a decir q el video no te parece la verga?
Becca dice:
El video es de ese man Scott no de RH. además es uno de esos videos que son tan buenos q no dejan q uno le preste atención a la cancion. te ha pasado?
Manu dice:
sí, me pasa con los videos qu dirige Michel Gondry
Becca dice:
a mí me pasa con los de Bjork
Manu dice:
se escribe Björk
Becca dice:
same shit, different name
Manu dice:
Lástima. Te mandé el video porq anoche cuando estábamos hablando de los colores para el fondo me acordé de ese video... pensé q te gustaría.
Becca dice:
El video sí me gusta, los colores tambien, pero no soporto verle la cara a ese man.
Manu dice:
??
Becca dice:
es el ojo
Manu dice:
??
Becca dice:
Siento q ese ojo picho me va a hacer algo. Tom York es uno de esos manes q son tan feos para ser cool q les toca ser más inteligentes q todo el mundo, pero como en realidad no son tan inteligentes como para ser ingenieros o astronautas o para escribir un buen libro, se meten a odiadores de la humanidad. White men haters! I h8’em too!
Manu dice:
Se escribe Thom Yorke
Becca dice:
Da lo mismo, es el mismo ojo con otro nombre. El video es muy bonito para q salga ese man. Radiohead debió ser como Milli Vanilly, falsos y de plástico: ese Thom Yorke cantando detrás de cámaras y un modelo caribonito saliendo en los videos al lado del guitarrista que sí esta buenísimo
Manu dice:
Se escribe Milli Vanilli
Becca dice:
Jaja... ok!
Becca dice:
mejor mira esto
Becca dice:
http://www.youtube.com/watch?v=Ll2kajMH2u0
Tuesday, March 11, 2008
Momentos
¡Te amamos!
"En este día tan especial. Te deseamos un feliz cumpleaños. Que Dios te bendiga hoy, mañana y siempre, ¡te amamos!". Este mensaje se los dedican los familiares a Laura Daniela Bermúdez, quien cumple cuatro añitos.
Mi ángel hermoso
El niño Kevin Andrés Garzón cumplió años, su mamá quiere dedicarles estas palabras: "Espero mi ángel hermoso que te sientas muy feliz por tu cumpleaños, te amamos, eres muy especial en neustras vidas, felicidades".
¡Niña preciosa!
La niña Mariana García Villarreal apaga hoy la velita de su primer añito. Sus padres y demás familiares tienen estas palabras para ella: "Que Dios te llene de bendiciones mi niña preciosa, eres la luz de la casa".
"Mi mona divina"
Luz Yaneth Ramírez, una mujer muy hermosa, cumplió un año más de vida. "Gracias por ser tan especial, nunca cambies, mi mona divina, te amamos". Con estas palabras su hijo Jeison y el resto de la familia le felicitan.
"Mi negra linda"
La bellísima Miriam Mercedes Guerrero está de cumpleaños hoy. Su esposo, su niño, le quieren compartir estas palabras de amor. "Mi negra linda, feliz cumpleaños, eres la bendición de nuestro hogar, te amamos mucho".
Sunday, March 2, 2008
Justicia divina
Nana dice:
Tengo hambre.
Chuck dice:
la carne está descongelando.
Nana dice:
Sabes que soy vegetariana
Chuck dice:
Entonces cómete una verga.
Nana dice:
siempre tan lindo
Chuck dice:
(R)
Chuck dice:
sigues ahí?
Chuck ha enviado un zumbido
Chuck dice:
hey!!
Nana dice:
hello
Chuck dice:
Qué pasó, te emputaste?
Nana dice:
no, estaba en el baño
Chuck dice:
cagando?
Nana dice:
...
Chuck dice:
Ayer hice una pasta impresionante
Nana dice:
Me lo has dicho tres veces
Chuck dice:
Hm. y te conté del arroz de verduras...?
Nana dice:
Sí, también.
Nana dice:
No hables màs de comida. Tengo mucha hambre
Chuck dice:
ya te dije, vente para acá y hacemos algo
Nana dice:
No me he bañado
Chuck dice:
Todo bien, yo te baño
Nana dice:
No, gracias, yo puedo solita
Nana dice:
sabes que mi mamà no sabe cocinar?
Chuck dice:
Entonces debe ser buen polvo
Nana dice:
??
Chuck dice:
Justicia divina
Nana dice:
??
Chuck dice:
es como las viejas que tienen tetas grandes pero no tienen culo.
Nana dice:
Hay viejas que tienen de todo...
Chuck dice:
Pocas y brutas
Nana dice:
Mmm, sí. Pero de todos modos qué tiene que ver eso con mi mamá?
Chuck dice:
Tu mamá es bruta, fea y pobre, algo bueno debe tener, si no sabe cocinar... sólo queda eso, debe ser buen polvo
Nana dice:
mi mamà te parece bruta?
Chuck dice:
Nor.mal, es de su generación. No es su culpa. No había Internet ni TV cable
Nana dice:
y los libros què, no cuentan?
Chuck dice:
cuándo fue la ùltima vez q viste a tu mamà leyendo?
Nana dice:
hm
Chuck dice:
Si Dios existe tu mamá debe ser buen polvo
Nana dice:
Yo soy buen polvo?
Chuck dice:
tú eres hermosa.
Final alternativo
Chuck dice:
Si Dios existe tu mamá debe ser buen polvo
Nana dice:
Yo soy buen polvo?
Chuck dice:
tranquila, Dios no existe.
Tengo hambre.
Chuck dice:
la carne está descongelando.
Nana dice:
Sabes que soy vegetariana
Chuck dice:
Entonces cómete una verga.
Nana dice:
siempre tan lindo
Chuck dice:
(R)
Chuck dice:
sigues ahí?
Chuck ha enviado un zumbido
Chuck dice:
hey!!
Nana dice:
hello
Chuck dice:
Qué pasó, te emputaste?
Nana dice:
no, estaba en el baño
Chuck dice:
cagando?
Nana dice:
...
Chuck dice:
Ayer hice una pasta impresionante
Nana dice:
Me lo has dicho tres veces
Chuck dice:
Hm. y te conté del arroz de verduras...?
Nana dice:
Sí, también.
Nana dice:
No hables màs de comida. Tengo mucha hambre
Chuck dice:
ya te dije, vente para acá y hacemos algo
Nana dice:
No me he bañado
Chuck dice:
Todo bien, yo te baño
Nana dice:
No, gracias, yo puedo solita
Nana dice:
sabes que mi mamà no sabe cocinar?
Chuck dice:
Entonces debe ser buen polvo
Nana dice:
??
Chuck dice:
Justicia divina
Nana dice:
??
Chuck dice:
es como las viejas que tienen tetas grandes pero no tienen culo.
Nana dice:
Hay viejas que tienen de todo...
Chuck dice:
Pocas y brutas
Nana dice:
Mmm, sí. Pero de todos modos qué tiene que ver eso con mi mamá?
Chuck dice:
Tu mamá es bruta, fea y pobre, algo bueno debe tener, si no sabe cocinar... sólo queda eso, debe ser buen polvo
Nana dice:
mi mamà te parece bruta?
Chuck dice:
Nor.mal, es de su generación. No es su culpa. No había Internet ni TV cable
Nana dice:
y los libros què, no cuentan?
Chuck dice:
cuándo fue la ùltima vez q viste a tu mamà leyendo?
Nana dice:
hm
Chuck dice:
Si Dios existe tu mamá debe ser buen polvo
Nana dice:
Yo soy buen polvo?
Chuck dice:
tú eres hermosa.
Final alternativo
Chuck dice:
Si Dios existe tu mamá debe ser buen polvo
Nana dice:
Yo soy buen polvo?
Chuck dice:
tranquila, Dios no existe.
Monday, February 18, 2008
Sala de juntas
Siempre se baña antes de acostarse. Cada vez lo hace más temprano. Antes Michel la miraba a través de la puerta entreabierta. A veces entraba a bañarse con ella, ahora sólo espera o sale.
–Es sólo una cena de trabajo. Vuelvo como en dos o tres horas.
–¿Quiénes van?
–Diego, el jefe de compras, dos nuevos clientes y yo, nadie más... Creo.
–Me gustaría ir contigo.
Viviana aprieta los labios, dilata las pupilas, parece ser quince años más joven cada vez que ruega algo. Quizá este mecanismo funcionaba con sus padres cuando aún era una niña, ahora debe hacer un esfuerzo mayor: además del gesto, se desnuda, muestra a Michel las tetas nuevas que él pagó hace sólo tres meses, remueve los flecos dorados de su cabello despejando las raíces negras, extiende las yemas de los dedos y acaricia el pecho de Michel. Aún es hermosa, de un modo muy distinto pero hermosa: como volver a casa después de mucho tiempo.
–Lo siento, me tengo que ir, Diego está pitando.
Un beso en la frente, manos en sus hombros, su cabello mojado en el pecho de Michel; transparencia de la tela. Cambio rápido de camisa, portátil, llaves, puerta, sala, puerta, ascensor, lobby, puerta, Ford.
–¿Entonces, Diego?
–Nada. Vamos.
La camioneta recorre sólo tres cuadras, dobla a la izquierda, se detiene unos minutos frente a una tienda. Michel y Diego escuchan la pequeña explosión de las latas de cerveza al abrirse y avanzan a través de las calles lentas de los martes por la noche. Otras cuatro cuadras, izquierda, y descienden por la rampa hasta el 210 del parqueadero. Dos cervezas más, un joint, Deep purple, T Rex.
–¿Por qué no le dices simplemente que vas a tomarte unas cervezas conmigo?
–Si lo hiciera, ¿qué sentido tendría? Es como cuando mi papá bajaba al parque a buscarnos.
–Todo lo contrario: tu papá sí sabía donde estábamos pero nunca nos encontraba. Además ya no tenemos trece años y tu papá no tenía las tetas que tiene Viviana.
–Menos mal. No quiero imaginar las tetas de mi padre y mucho menos pagar por ellas.
–Suficiente.
–Sí, demasiado. ¿Bajaste algo?
–No, pero aquí hay WiFi y tengo el link de una página de coreanas.
–¿Les?
–De todo.
–Pásamelo. Sabes que lo que más me gusta es verlas juntas.
Aún no son las once. Michel regresa a casa. Todos sus olores han quedado en el baño del parqueadero, también un billete en el bolsillo del vigilante. Las luces de la casa están encendidas y el televisor grita a todo volumen desde el cuarto. Michel deja las llaves y el portátil sobre su escritorio. Atraviesa la puerta entreabierta. Viviana cambia las pilas del control remoto. Es inútil. Está dañado.
–Es sólo una cena de trabajo. Vuelvo como en dos o tres horas.
–¿Quiénes van?
–Diego, el jefe de compras, dos nuevos clientes y yo, nadie más... Creo.
–Me gustaría ir contigo.
Viviana aprieta los labios, dilata las pupilas, parece ser quince años más joven cada vez que ruega algo. Quizá este mecanismo funcionaba con sus padres cuando aún era una niña, ahora debe hacer un esfuerzo mayor: además del gesto, se desnuda, muestra a Michel las tetas nuevas que él pagó hace sólo tres meses, remueve los flecos dorados de su cabello despejando las raíces negras, extiende las yemas de los dedos y acaricia el pecho de Michel. Aún es hermosa, de un modo muy distinto pero hermosa: como volver a casa después de mucho tiempo.
–Lo siento, me tengo que ir, Diego está pitando.
Un beso en la frente, manos en sus hombros, su cabello mojado en el pecho de Michel; transparencia de la tela. Cambio rápido de camisa, portátil, llaves, puerta, sala, puerta, ascensor, lobby, puerta, Ford.
–¿Entonces, Diego?
–Nada. Vamos.
La camioneta recorre sólo tres cuadras, dobla a la izquierda, se detiene unos minutos frente a una tienda. Michel y Diego escuchan la pequeña explosión de las latas de cerveza al abrirse y avanzan a través de las calles lentas de los martes por la noche. Otras cuatro cuadras, izquierda, y descienden por la rampa hasta el 210 del parqueadero. Dos cervezas más, un joint, Deep purple, T Rex.
–¿Por qué no le dices simplemente que vas a tomarte unas cervezas conmigo?
–Si lo hiciera, ¿qué sentido tendría? Es como cuando mi papá bajaba al parque a buscarnos.
–Todo lo contrario: tu papá sí sabía donde estábamos pero nunca nos encontraba. Además ya no tenemos trece años y tu papá no tenía las tetas que tiene Viviana.
–Menos mal. No quiero imaginar las tetas de mi padre y mucho menos pagar por ellas.
–Suficiente.
–Sí, demasiado. ¿Bajaste algo?
–No, pero aquí hay WiFi y tengo el link de una página de coreanas.
–¿Les?
–De todo.
–Pásamelo. Sabes que lo que más me gusta es verlas juntas.
Aún no son las once. Michel regresa a casa. Todos sus olores han quedado en el baño del parqueadero, también un billete en el bolsillo del vigilante. Las luces de la casa están encendidas y el televisor grita a todo volumen desde el cuarto. Michel deja las llaves y el portátil sobre su escritorio. Atraviesa la puerta entreabierta. Viviana cambia las pilas del control remoto. Es inútil. Está dañado.
Thursday, February 14, 2008
Party
Arriba, detrás de la puerta izquierda del closet, donde no hay nada más que cables, impermeables amarillos y un taladro, justo ahí, al fondo, está la caja de zapatos con las pelucas.
Desde abajo puedo oler sus panties. Se llama Teisha, creo. Es alta y estira su cuerpo empinado sobre la silla hasta la puerta superior izquierda del closet. Arranca cables y plástico amarillo y otras cajas que no son la de las pelucas. Sus piernas tensas, extendidas, delinean unos músculos fuertes de haber patinado demasiado y su faldita de puta revela el comienzo de una nalga y el olor, aún seco, de su vagina.
–¿Te vas a quedar allá abajo mirando o me vas a ayudar a buscar?
–Me quedo, todo bien.
Ella va de puta. Yo quería ser bombero. No encontré un buen casco. Ahora no tengo disfraz, sólo me pondré una peluca y trataré de sonreír.
Baja despacio con la caja de zapatos en la mano, levanta la tapa revelando la maraña de pelos sintéticos y colores y comienza a sacar las pelucas una por una.
–¿Te gusta ésta?
–No, se parece demasiado a mi cabello. No parece un disfraz sino que tratara de disimular la calvicie.
–Te estás quedando calvo.
–Lo sé, precisamente por eso no puedo usar una peluca como ésa. Por dignidad.
–¿Y ésta?
–Mmm... No sé. Muy gay, creo.
– Yo no le veo nada de gay...
–Es fucsia, ¿te parece poco?
–Pero es una fiesta de disfraces...
–Lo sé, pero no me voy a disfrazar de gay mientras mi novia va vestida de puta.
–No sabía que yo fuera tu novia.
–Tú me entiendes...
–No, no te entiendo.
Se queda mirándome, café, con una peluca fucsia en una mano y una negra, muy parecida a mi cabello, en la otra. Las deja caer al mismo tiempo, con el dramatismo cursi de la cámara lenta. Se mete la mano bajo la falda de puta y se acomoda el panty sin dejar de mirarme, café. Entonces da un paso hacia mí y repite cada palabra moviendo los labios despacio y en exceso:
–No, no te entiendo.
–Estamos saliendo... Estamos juntos... Llevas dos semanas durmiendo aquí... ¿Qué quieres que te diga?
–¿Quieres que me vaya?
–¡Eso no tiene sentido! Pensé que discutíamos por lo contrario.
–¿Cómo así?
–Primero te molestas porque te digo que eres mi novia y ahora quieres pelear porque te estoy echando...
–No estamos peleando, sólo estamos buscando una peluca.
Sonríe. Da media vuelta. Se agacha a recoger las pelucas sin doblar las piernas. La falda se levanta y las medias de malla trazan rombos sobre las carnes de sus nalgas de niña. Se llama Teisha, creo.
–Creo que mejor te llevas ésta –saca un afro de la caja y me lo pone en la cabeza.
–Ok. Vamos.
Desde abajo puedo oler sus panties. Se llama Teisha, creo. Es alta y estira su cuerpo empinado sobre la silla hasta la puerta superior izquierda del closet. Arranca cables y plástico amarillo y otras cajas que no son la de las pelucas. Sus piernas tensas, extendidas, delinean unos músculos fuertes de haber patinado demasiado y su faldita de puta revela el comienzo de una nalga y el olor, aún seco, de su vagina.
–¿Te vas a quedar allá abajo mirando o me vas a ayudar a buscar?
–Me quedo, todo bien.
Ella va de puta. Yo quería ser bombero. No encontré un buen casco. Ahora no tengo disfraz, sólo me pondré una peluca y trataré de sonreír.
Baja despacio con la caja de zapatos en la mano, levanta la tapa revelando la maraña de pelos sintéticos y colores y comienza a sacar las pelucas una por una.
–¿Te gusta ésta?
–No, se parece demasiado a mi cabello. No parece un disfraz sino que tratara de disimular la calvicie.
–Te estás quedando calvo.
–Lo sé, precisamente por eso no puedo usar una peluca como ésa. Por dignidad.
–¿Y ésta?
–Mmm... No sé. Muy gay, creo.
– Yo no le veo nada de gay...
–Es fucsia, ¿te parece poco?
–Pero es una fiesta de disfraces...
–Lo sé, pero no me voy a disfrazar de gay mientras mi novia va vestida de puta.
–No sabía que yo fuera tu novia.
–Tú me entiendes...
–No, no te entiendo.
Se queda mirándome, café, con una peluca fucsia en una mano y una negra, muy parecida a mi cabello, en la otra. Las deja caer al mismo tiempo, con el dramatismo cursi de la cámara lenta. Se mete la mano bajo la falda de puta y se acomoda el panty sin dejar de mirarme, café. Entonces da un paso hacia mí y repite cada palabra moviendo los labios despacio y en exceso:
–No, no te entiendo.
–Estamos saliendo... Estamos juntos... Llevas dos semanas durmiendo aquí... ¿Qué quieres que te diga?
–¿Quieres que me vaya?
–¡Eso no tiene sentido! Pensé que discutíamos por lo contrario.
–¿Cómo así?
–Primero te molestas porque te digo que eres mi novia y ahora quieres pelear porque te estoy echando...
–No estamos peleando, sólo estamos buscando una peluca.
Sonríe. Da media vuelta. Se agacha a recoger las pelucas sin doblar las piernas. La falda se levanta y las medias de malla trazan rombos sobre las carnes de sus nalgas de niña. Se llama Teisha, creo.
–Creo que mejor te llevas ésta –saca un afro de la caja y me lo pone en la cabeza.
–Ok. Vamos.
Sunday, February 10, 2008
Belkys Gries Camacho
All american-women against latex
DOB: 21-6-81, Soledad
Height: 5'6"
Positions: midfield or forward
Personal: Married to Joshua Gries. They have two chickens and a rooster: Morning, Sunrise and Breakfast. She has lived in Barranquilla, Soledad, Macon, Atlanta and Costa Rica. She studied in Nuestra Senora del Carmen High School, and gratuated from North Clayton High School and Wesleyan University. She has degrees in Spanish and M.A.T. Elementary and EC.E. In 1998 she received academic awards and a mention of honor for the biggest booty in school .
Experience: Belkys has played soccer since kindergarten. As a child in Soledad, Colombia, she learned the tough tecniques of the game so-called bola e trapo. In High School she was voted Player of the Week and received "All Conference". This is her second year playing for the AA WAL.
Favorite Music: Reggaeton
Favorite Book: The shining
Favorite Movies: The shining and Star Wars
Favorite Player: Pibe Valderrama and Zinedine Zidane
Role Models: Mother Teresa, Alvaro Uribe, Mom and Dad
Favorite Food: cheese empamadas and bocachico soup
Other sports: Jogging, cock riding and domino
Hobbies: Cooking, smoking weed and gang bang
Favorite Colors: yellow, blue and red
Favorite Team: Brazil
Biggest Fan: Dad
Most memorable AA WAL Moment: Walking out of the locker rooms naked
Advice for young players: Don't be afraid to try, even when you don't meet the goals that you set for yourself-keep trying
Favorite quote: "work, work, work" Alvaro Uribe
DOB: 21-6-81, Soledad
Height: 5'6"
Positions: midfield or forward
Personal: Married to Joshua Gries. They have two chickens and a rooster: Morning, Sunrise and Breakfast. She has lived in Barranquilla, Soledad, Macon, Atlanta and Costa Rica. She studied in Nuestra Senora del Carmen High School, and gratuated from North Clayton High School and Wesleyan University. She has degrees in Spanish and M.A.T. Elementary and EC.E. In 1998 she received academic awards and a mention of honor for the biggest booty in school .
Experience: Belkys has played soccer since kindergarten. As a child in Soledad, Colombia, she learned the tough tecniques of the game so-called bola e trapo. In High School she was voted Player of the Week and received "All Conference". This is her second year playing for the AA WAL.
Favorite Music: Reggaeton
Favorite Book: The shining
Favorite Movies: The shining and Star Wars
Favorite Player: Pibe Valderrama and Zinedine Zidane
Role Models: Mother Teresa, Alvaro Uribe, Mom and Dad
Favorite Food: cheese empamadas and bocachico soup
Other sports: Jogging, cock riding and domino
Hobbies: Cooking, smoking weed and gang bang
Favorite Colors: yellow, blue and red
Favorite Team: Brazil
Biggest Fan: Dad
Most memorable AA WAL Moment: Walking out of the locker rooms naked
Advice for young players: Don't be afraid to try, even when you don't meet the goals that you set for yourself-keep trying
Favorite quote: "work, work, work" Alvaro Uribe
Call me daddy
HHH dice:
tus padres alguna vez te han golpeado?
Kath dice:
no
HHH dice:
deberían
Kath dice:
por qué?
HHH dice:
Tú sabes bien porqué...
Kath dice:
jaja
HHH dice:
De todos modos ya es demasiado tarde
Kath dice:
La semana pasada mi mamá me pellizcó una nalga, eso cuenta?
HHH dice:
No, pero suena muy sexy. Tu mamá todavía está buena
Kath dice:
Será que yo llego a esa edad estando tan buena como ella?
HHH dice:
mmm... No. Tienes veinte años menos y ya eres fea
Kath dice:
Entonces porque estás conmigo?
HHH dice:
por tus nalgas
Kath dice:
Hijueputa!!!
HHH dice:
así me quieres
Kath dice:
He visto fotos de mi mamá, era fea, se puso bonita ahora vieja
HHH dice:
o sea que aún tienes esperanzas
Kath dice:
Me toca
HHH dice:
de pronto te siente bien una barriga grande y tres bebés
Kath dice:
prefiero no pensar en eso
HHH dice
yo quiero tener tres lindos niños para golpearlos en tardes aburridas como ésta
Kath dice:
me alegro de no ser tu hija
HHH dice:
no digas eso, yo sería especial contigo
Kath dice:
???
HHH dice:
podría violarte de vez en cuando.... pero con ternura paternal
Kath dice:
ASCO!!!!!
HHH dice:
Es mejor eso a que vayas por una calle sola y te viole un desconocido... la familia es primero
tus padres alguna vez te han golpeado?
Kath dice:
no
HHH dice:
deberían
Kath dice:
por qué?
HHH dice:
Tú sabes bien porqué...
Kath dice:
jaja
HHH dice:
De todos modos ya es demasiado tarde
Kath dice:
La semana pasada mi mamá me pellizcó una nalga, eso cuenta?
HHH dice:
No, pero suena muy sexy. Tu mamá todavía está buena
Kath dice:
Será que yo llego a esa edad estando tan buena como ella?
HHH dice:
mmm... No. Tienes veinte años menos y ya eres fea
Kath dice:
Entonces porque estás conmigo?
HHH dice:
por tus nalgas
Kath dice:
Hijueputa!!!
HHH dice:
así me quieres
Kath dice:
He visto fotos de mi mamá, era fea, se puso bonita ahora vieja
HHH dice:
o sea que aún tienes esperanzas
Kath dice:
Me toca
HHH dice:
de pronto te siente bien una barriga grande y tres bebés
Kath dice:
prefiero no pensar en eso
HHH dice
yo quiero tener tres lindos niños para golpearlos en tardes aburridas como ésta
Kath dice:
me alegro de no ser tu hija
HHH dice:
no digas eso, yo sería especial contigo
Kath dice:
???
HHH dice:
podría violarte de vez en cuando.... pero con ternura paternal
Kath dice:
ASCO!!!!!
HHH dice:
Es mejor eso a que vayas por una calle sola y te viole un desconocido... la familia es primero
Saturday, February 9, 2008
Identidad
En esa billetera estaba yo. Ahora, algún otro camina con mi nombre y mi rostro y mis números en el bolsillo. Ese otro es yo y votará y matará en mi nombre. Sólo ruego que lo haga muy lejos del dinero que sudó ese hombre que yo fui antes de que me robara y que tenga la delicadeza de escribir las novelas que yo aún no he escrito y de firmarlas con mi nombre.
Friday, February 8, 2008
Cheng
Sabía que el despertador sonaría pronto. Estaba despierto pero aún pasaban cosas detrás de sus párpados. Siempre pasaba minutos antes del despertador. Una niña lloraba sentada sola en un columpio, se levantaba y caminaba hacia él mirándolo fijamente con unos enormes ojos negros, comenzaba a mover los labios, parecía estar a punto de decirle algo, cuando un ruido electrónico interrumpió el sueño.
—Aló.
—¿Señor Fernández?
—Sí, soy yo. ¿Quién habla?
—Susana Cheng, de la veterinaria.
—¿Como está Jack?
—Creo que es mejor que venga a la clínica, señor Fernández.
Fernández trabajaba por las mañanas, excepto los martes, pero era jueves. Sus alumnos tendrían que esperar. Se lavó los dientes y la cara, se puso la misma camisa del día anterior, se había quedado dormido con jeans y medias, sólo le faltaban los zapatos. Tomó un taxi. Bajó despacio. Entró a la clínica. Esperó a Cheng en la recepción, junto a una asistente pelirroja que lo miraba a través de unas gafas grandes de marco rosado. Susana Cheng se acercó a la recepción con las manos en los bolsillos de la bata.
—Buenos días, señor Fernández. Llega pronto. ¿Cómo amaneció?
—¿Cómo está Jack?
—Lo siento, señor Fernández, su gato murió esta mañana.
Fernández recibió confundido el tono neutral de Cheng, tardó unos segundos en entender que hablaba en serio. Tragó saliva con sabor a fluor y detuvo la lágrima con el índice antes de que le llegara a los labios. Una mujer entró abrazando un french poodle moribundo. Fernández miró al perro detenidamente y no pudo darse cuenta de las tetas pecosas de la mujer que lo llevaba. Suspiró hondo, parpadeó lentamente y volvió con una mirada enfurecida sobre los ojos rasgados de Susana Cheng:
—¿Para eso me hace venir hasta acá? ¿No me podía haber dicho eso por teléfono?
—Es política de la clínica dar este tipo de noticias personalmente.
—Ya no importa.
—Sí, no es para tanto, hay muchos gatos.
—¿Sufrió?
—Sí, mucho. Lo mejor que le pudo pasar fue morirse.
—Hm.
—¿Quiere verlo? Está un poco tieso, pero aún se ve lindo. Puede sentarle bien despedirse de él. Casi todos los dueños de mascotas muertas lo hacen.
—No, no quiero verlo. ¿Qué hago ahora?
—¿Ha pensado qué hacer con el cuerpo?
—Me enteré hace dos minutos, ¿cuándo diablos iba a pensar qué hacer con el cuerpo?
—Está bien. No se preocupe. Podríamos incinerarlo con los deshechos médicos, pero también contamos con un programa de donación. Si quiere puede donar el cuerpo de Jack para que no se desperdicien sus órganos, nosotros nos encargamos de los trámites, usted sólo tiene que llenar un formato.
Fernández recorrió con la mirada los azulejos verdes de las paredes de la clínica. Vio los afiches de perros y gatos felices sobre grama verde, vio a los pacientes caninos y felinos en brazos de sus dueños humanos, vio el vaho de la mañana enferma, vio todo despacio, hasta encontrarse de frente con las gafas de marco rosado de la asistente y después con los ojos de Susana Cheng, que esperaba una respuesta. No lo pensó demasiado y asintió resignado con un sólo movimiento de la cabeza. Cedería el cuerpo de Jack a alguna institución.
—Está bien, señor Fernández, voy a llamar a la entidad que recibe las donaciones mientras usted llena los papeles.
—Ok.
Cheng pidió un formulario a la asistente, lo extendió a Fernández junto a un bolígrafo de tinta roja. Sacó una tarjeta del bolsillo de su bata y comenzó a marcar un número desde el teléfono de la recepción.
—Wang cheng sai, hai li. Low mein. Kin sei wah...
Fernández la miraba extrañado mientras llenaba las casillas del formulario apoyado en el escritorio de la asistente. No sabía una palabra de chino, no sabía si eso que Cheng hablaba al teléfono era chino o japonés o inglés con acento neozelandés. Sólo entendió las dos últimas palabras que Susana Cheng dijo antes de colgar.
—Han chow ki, chai sem... Chow mein... Yun lai, wong... Chop suey...
—Aló.
—¿Señor Fernández?
—Sí, soy yo. ¿Quién habla?
—Susana Cheng, de la veterinaria.
—¿Como está Jack?
—Creo que es mejor que venga a la clínica, señor Fernández.
Fernández trabajaba por las mañanas, excepto los martes, pero era jueves. Sus alumnos tendrían que esperar. Se lavó los dientes y la cara, se puso la misma camisa del día anterior, se había quedado dormido con jeans y medias, sólo le faltaban los zapatos. Tomó un taxi. Bajó despacio. Entró a la clínica. Esperó a Cheng en la recepción, junto a una asistente pelirroja que lo miraba a través de unas gafas grandes de marco rosado. Susana Cheng se acercó a la recepción con las manos en los bolsillos de la bata.
—Buenos días, señor Fernández. Llega pronto. ¿Cómo amaneció?
—¿Cómo está Jack?
—Lo siento, señor Fernández, su gato murió esta mañana.
Fernández recibió confundido el tono neutral de Cheng, tardó unos segundos en entender que hablaba en serio. Tragó saliva con sabor a fluor y detuvo la lágrima con el índice antes de que le llegara a los labios. Una mujer entró abrazando un french poodle moribundo. Fernández miró al perro detenidamente y no pudo darse cuenta de las tetas pecosas de la mujer que lo llevaba. Suspiró hondo, parpadeó lentamente y volvió con una mirada enfurecida sobre los ojos rasgados de Susana Cheng:
—¿Para eso me hace venir hasta acá? ¿No me podía haber dicho eso por teléfono?
—Es política de la clínica dar este tipo de noticias personalmente.
—Ya no importa.
—Sí, no es para tanto, hay muchos gatos.
—¿Sufrió?
—Sí, mucho. Lo mejor que le pudo pasar fue morirse.
—Hm.
—¿Quiere verlo? Está un poco tieso, pero aún se ve lindo. Puede sentarle bien despedirse de él. Casi todos los dueños de mascotas muertas lo hacen.
—No, no quiero verlo. ¿Qué hago ahora?
—¿Ha pensado qué hacer con el cuerpo?
—Me enteré hace dos minutos, ¿cuándo diablos iba a pensar qué hacer con el cuerpo?
—Está bien. No se preocupe. Podríamos incinerarlo con los deshechos médicos, pero también contamos con un programa de donación. Si quiere puede donar el cuerpo de Jack para que no se desperdicien sus órganos, nosotros nos encargamos de los trámites, usted sólo tiene que llenar un formato.
Fernández recorrió con la mirada los azulejos verdes de las paredes de la clínica. Vio los afiches de perros y gatos felices sobre grama verde, vio a los pacientes caninos y felinos en brazos de sus dueños humanos, vio el vaho de la mañana enferma, vio todo despacio, hasta encontrarse de frente con las gafas de marco rosado de la asistente y después con los ojos de Susana Cheng, que esperaba una respuesta. No lo pensó demasiado y asintió resignado con un sólo movimiento de la cabeza. Cedería el cuerpo de Jack a alguna institución.
—Está bien, señor Fernández, voy a llamar a la entidad que recibe las donaciones mientras usted llena los papeles.
—Ok.
Cheng pidió un formulario a la asistente, lo extendió a Fernández junto a un bolígrafo de tinta roja. Sacó una tarjeta del bolsillo de su bata y comenzó a marcar un número desde el teléfono de la recepción.
—Wang cheng sai, hai li. Low mein. Kin sei wah...
Fernández la miraba extrañado mientras llenaba las casillas del formulario apoyado en el escritorio de la asistente. No sabía una palabra de chino, no sabía si eso que Cheng hablaba al teléfono era chino o japonés o inglés con acento neozelandés. Sólo entendió las dos últimas palabras que Susana Cheng dijo antes de colgar.
—Han chow ki, chai sem... Chow mein... Yun lai, wong... Chop suey...
Monday, January 28, 2008
Caza de muñecas
La primera vez que entré, no entendí bien esa casa. Tampoco entendí por qué papá no vendría con nosotros. Solo mamá y yo. Liz había llegado un poco antes con su amiga. Nosotros, tarde, como siempre. Bajamos de un taxi y entramos con las maletas arrastradas a una casa grande de dos pisos.
En la sala había unos muebles que yo no conocía y una familia que no era la mía: un hombre sin camisa, que no era mi padre, una mujer de la edad de mi madre, que no era mi madre, una anciana maloliente, que no era mi abuela, y un perro feo que no era mi perro –nunca tuve un perro–. También había una niña bonita, que no era mi hermana, y otra niña, gorda, que sí era mi hermana, Liz, sentada a su lado. Yo tenía nueve años, aún no era capaz de mirar a los adultos a los ojos.
Almorzamos con esa familia desconocida, las maletas al lado de la mesa. Mamá hablaba con esa otra abuela y mi hermana con esa otra niña. La otra mujer, de la edad de mamá, y el hombre, sentado sin camisa a la cabeza de la mesa, arrojaban huesos de pollo al perro. Desde mi silla veía la puerta entreabierta de un baño azul y sólo pensaba en terminar mi plato e ir a lavarme pronto para conocer mi nueva casa, mi nuevo cuarto, mis nuevas cosas.
–Mamá, voy al baño –dije.
–Andrea, acompáñalo –respondió la mujer de la edad de mamá y mamá no dijo nada.
–No hace falta, señora, ya vi donde queda –agregué.
Pero ése no era nuestro baño, ni ésa nuestra casa. Andrea hizo caso a su mamá, se levantó de la silla, se acercó a mí, tomó mi muñeca y atravesó conmigo el corredor hasta llegar a unas escaleras junto al patio. Subimos despacio, ella cantaba una canción un paso delante de mí sin soltarme y yo me dejaba arrastrar mirándolo todo con la calma de la primera vez. Se detuvo faltando tres escalones, giró hacia mí y el sol, filtrado por los calados junto a la escalera, iluminó mi rostro de niño de nueve años que no era capaz de mirar a los ojos a un adulto y mucho menos a una niña más grande. Despacio, Andrea levantó la parte inferior de su camiseta, desnudó su ombligo hondo, y limpió con la tela verde la grasa que cubría mis labios.
Los muebles de la casa vieja estaban amontonados en sólo dos cuartos. Era como meter toda nuestra vida pasada en un presente demasiado estrecho. Vivíamos atrás, en el segundo piso. Éramos sólo mamá, Liz y yo. Allá arriba. Sólo los tres. Y nos odiábamos demasiado, y no teníamos un televisor que pudiera amainar la rabia. Mamá nos odiaba porque odiaba a papá, nosotros la odiábamos porque aún amábamos a papá y la odiábamos también por habernos traído a esta pocilga y por ser estúpida e ignorante, y Liz y yo nos odiábamos mutuamente porque éramos hermanos y porque no había nada mejor qué hacer, sin un televisor, que pelearnos para llenar el silencio con gritos y llegar muy cansados a la noche para dormir sin recuerdos. Y como no teníamos porqué pelear, como no teníamos nada que pelearnos, peleábamos por Andrea. Y como yo no podía ni mirarla a los ojos, y como yo era hombre y no me dejaban jugar con muñecas, siempre perdía contra Liz, y ella se quedaba con Andrea y yo me quedaba solo.
–Mau, vienes conmigo al mercado.
–No, mamá. Yo me quedo.
Y me quedaba solo, arriba, frente a la ventana, contando los carros azules que pasaban por la calle de atrás. Desde ahí alcanzaba a escuchar las risas de Andrea y de mi hermana y no podía evitar bajar unos pasos y dejar de contar los carros azules y asomarme por los calados a verlas jugar en el patio. Liz era gorda, Andrea era bonita como las frutas, no podía dejar de mirarla.
Algunas tardes, después del colegio, Andrea subía con Liz. Se encerraban en el cuarto de mamá, hablaban muy bajo y reían. A veces pensaba que se reían de mí. Andrea hablaba poco y reía mucho, Liz era gorda. Yo no alcanzaba a escuchar lo que decían.
Cada vez que tenía que salir, caminaba muy despacio después de bajar las escaleras. Trataba de alargar en los segundos la posibilidad de encontrármela. Una tarde, pasando junto a su cuarto, la vi de espaldas, bocabajo, a través de la puerta entreabierta. Lo pensé. Alcancé a tocar la madera con la yema de los dedos, el perro ladró, ella dio media vuelta, nuestros ojos se encontraron, caminé lo más rápido que podía caminar sin correr, llegué a la puerta ahogado, el sol me golpeó la cara con violencia al salir, dejé caer los párpados y volví a respirar con los ojos cerrados.
Los días pasaron despacio. Entre tareas, gritos, silencios, el sol de los calados y carros azules. Mamá hablaba mucho por teléfono y lloraba por las noches, Liz seguía siendo gorda, Andrea, lejana, y yo estando solo.
Dos semanas después decidí hacerlo. Bajé las escaleras a medianoche con una bolsa en la mano. El perro no ladró. Las puertas estaban cerradas, excepto la del baño azul y la de Andrea. Entré a su cuarto, estaba dormida. Le quité el pelo de la cara, vi su piel blanca, inmóvil. Recorrí sus mejillas con el dorso de mi mano, suave. Tomé sus muñecas. Temí que despertara y gritara, pero abrió los ojos despacio, con calma pesada, entredormida, sonrió y supe que me faltaban sólo cinco años para poder besarla.
Salí de su cuarto con la bolsa llena y subí a encerrarme en el baño pensando en ella. Fue una noche larga.
A la mañana siguiente, mamá me encontró dormido con la cabeza apoyada en el inodoro. Gritó muchas cosas, como siempre, estúpida e ignorante. Me agarró por el brazo, me tiró en la cama. Gritó muchas cosas, quizá las mismas, y me mandó de inmediato a vivir con papá.
Extrañé a Andrea unos meses, después la olvidé por un tiempo. Cuando volví a verla tenía espinillas y era mucho más gorda que Liz. No quise besarla. Preferí recordarla siempre como la piel suave que sentí en el dorso de mi mano derecha, la misma noche en que descubrí lo que tienen las Barbies entre las piernas.
En la sala había unos muebles que yo no conocía y una familia que no era la mía: un hombre sin camisa, que no era mi padre, una mujer de la edad de mi madre, que no era mi madre, una anciana maloliente, que no era mi abuela, y un perro feo que no era mi perro –nunca tuve un perro–. También había una niña bonita, que no era mi hermana, y otra niña, gorda, que sí era mi hermana, Liz, sentada a su lado. Yo tenía nueve años, aún no era capaz de mirar a los adultos a los ojos.
Almorzamos con esa familia desconocida, las maletas al lado de la mesa. Mamá hablaba con esa otra abuela y mi hermana con esa otra niña. La otra mujer, de la edad de mamá, y el hombre, sentado sin camisa a la cabeza de la mesa, arrojaban huesos de pollo al perro. Desde mi silla veía la puerta entreabierta de un baño azul y sólo pensaba en terminar mi plato e ir a lavarme pronto para conocer mi nueva casa, mi nuevo cuarto, mis nuevas cosas.
–Mamá, voy al baño –dije.
–Andrea, acompáñalo –respondió la mujer de la edad de mamá y mamá no dijo nada.
–No hace falta, señora, ya vi donde queda –agregué.
Pero ése no era nuestro baño, ni ésa nuestra casa. Andrea hizo caso a su mamá, se levantó de la silla, se acercó a mí, tomó mi muñeca y atravesó conmigo el corredor hasta llegar a unas escaleras junto al patio. Subimos despacio, ella cantaba una canción un paso delante de mí sin soltarme y yo me dejaba arrastrar mirándolo todo con la calma de la primera vez. Se detuvo faltando tres escalones, giró hacia mí y el sol, filtrado por los calados junto a la escalera, iluminó mi rostro de niño de nueve años que no era capaz de mirar a los ojos a un adulto y mucho menos a una niña más grande. Despacio, Andrea levantó la parte inferior de su camiseta, desnudó su ombligo hondo, y limpió con la tela verde la grasa que cubría mis labios.
Los muebles de la casa vieja estaban amontonados en sólo dos cuartos. Era como meter toda nuestra vida pasada en un presente demasiado estrecho. Vivíamos atrás, en el segundo piso. Éramos sólo mamá, Liz y yo. Allá arriba. Sólo los tres. Y nos odiábamos demasiado, y no teníamos un televisor que pudiera amainar la rabia. Mamá nos odiaba porque odiaba a papá, nosotros la odiábamos porque aún amábamos a papá y la odiábamos también por habernos traído a esta pocilga y por ser estúpida e ignorante, y Liz y yo nos odiábamos mutuamente porque éramos hermanos y porque no había nada mejor qué hacer, sin un televisor, que pelearnos para llenar el silencio con gritos y llegar muy cansados a la noche para dormir sin recuerdos. Y como no teníamos porqué pelear, como no teníamos nada que pelearnos, peleábamos por Andrea. Y como yo no podía ni mirarla a los ojos, y como yo era hombre y no me dejaban jugar con muñecas, siempre perdía contra Liz, y ella se quedaba con Andrea y yo me quedaba solo.
–Mau, vienes conmigo al mercado.
–No, mamá. Yo me quedo.
Y me quedaba solo, arriba, frente a la ventana, contando los carros azules que pasaban por la calle de atrás. Desde ahí alcanzaba a escuchar las risas de Andrea y de mi hermana y no podía evitar bajar unos pasos y dejar de contar los carros azules y asomarme por los calados a verlas jugar en el patio. Liz era gorda, Andrea era bonita como las frutas, no podía dejar de mirarla.
Algunas tardes, después del colegio, Andrea subía con Liz. Se encerraban en el cuarto de mamá, hablaban muy bajo y reían. A veces pensaba que se reían de mí. Andrea hablaba poco y reía mucho, Liz era gorda. Yo no alcanzaba a escuchar lo que decían.
Cada vez que tenía que salir, caminaba muy despacio después de bajar las escaleras. Trataba de alargar en los segundos la posibilidad de encontrármela. Una tarde, pasando junto a su cuarto, la vi de espaldas, bocabajo, a través de la puerta entreabierta. Lo pensé. Alcancé a tocar la madera con la yema de los dedos, el perro ladró, ella dio media vuelta, nuestros ojos se encontraron, caminé lo más rápido que podía caminar sin correr, llegué a la puerta ahogado, el sol me golpeó la cara con violencia al salir, dejé caer los párpados y volví a respirar con los ojos cerrados.
Los días pasaron despacio. Entre tareas, gritos, silencios, el sol de los calados y carros azules. Mamá hablaba mucho por teléfono y lloraba por las noches, Liz seguía siendo gorda, Andrea, lejana, y yo estando solo.
Dos semanas después decidí hacerlo. Bajé las escaleras a medianoche con una bolsa en la mano. El perro no ladró. Las puertas estaban cerradas, excepto la del baño azul y la de Andrea. Entré a su cuarto, estaba dormida. Le quité el pelo de la cara, vi su piel blanca, inmóvil. Recorrí sus mejillas con el dorso de mi mano, suave. Tomé sus muñecas. Temí que despertara y gritara, pero abrió los ojos despacio, con calma pesada, entredormida, sonrió y supe que me faltaban sólo cinco años para poder besarla.
Salí de su cuarto con la bolsa llena y subí a encerrarme en el baño pensando en ella. Fue una noche larga.
A la mañana siguiente, mamá me encontró dormido con la cabeza apoyada en el inodoro. Gritó muchas cosas, como siempre, estúpida e ignorante. Me agarró por el brazo, me tiró en la cama. Gritó muchas cosas, quizá las mismas, y me mandó de inmediato a vivir con papá.
Extrañé a Andrea unos meses, después la olvidé por un tiempo. Cuando volví a verla tenía espinillas y era mucho más gorda que Liz. No quise besarla. Preferí recordarla siempre como la piel suave que sentí en el dorso de mi mano derecha, la misma noche en que descubrí lo que tienen las Barbies entre las piernas.
Bocachico
Cada mañana, el río parecía infinito. Cada mañana, hasta la última. Después fue mediodía e hizo mucho calor. Las historias más bellas suelen tener finales terribles.
Tuesday, January 15, 2008
Thursday, January 10, 2008
Concurso
Teresa dice:
Te gustó?
JP dice:
M.
Teresa dice:
Al menos dime algo.
JP dice:
No sé.
Teresa dice:
Hace meses que no te gusta nada mío.
JP dice:
Creo que estás muy deprimida. Es como si llevaras un diario de tus desgracias. No es tu estilo.
Teresa dice:
Hm.
JP dice:
¿Sabes qué es lo que menos me gusta de este último que me mandaste?
Teresa dice:
¿Qué? ¿Que da lástima?
JP dice:
No, eso es secundario. Creo que lo peor es esa segunda persona. Es como si tu voz de mujer te estuviera hablando por dentro y te dijera qué hacer. Es como un cuento de mujer.
Teresa dice:
¿Feminista?
JP dice:
No, ni siquiera. Todo lo contrario. Es sexista, derrotista. La vieja tiene a una feminista adentro que le está gritando que salga corriendo, pero ella no puede y se queda ahí cocinándole, lavando los platos y comiendo mierda.
Teresa dice:
Hm. ¿Entonces crees que deba esconder ese cuento?
JP dice:
Sí.
Te gustó?
JP dice:
M.
Teresa dice:
Al menos dime algo.
JP dice:
No sé.
Teresa dice:
Hace meses que no te gusta nada mío.
JP dice:
Creo que estás muy deprimida. Es como si llevaras un diario de tus desgracias. No es tu estilo.
Teresa dice:
Hm.
JP dice:
¿Sabes qué es lo que menos me gusta de este último que me mandaste?
Teresa dice:
¿Qué? ¿Que da lástima?
JP dice:
No, eso es secundario. Creo que lo peor es esa segunda persona. Es como si tu voz de mujer te estuviera hablando por dentro y te dijera qué hacer. Es como un cuento de mujer.
Teresa dice:
¿Feminista?
JP dice:
No, ni siquiera. Todo lo contrario. Es sexista, derrotista. La vieja tiene a una feminista adentro que le está gritando que salga corriendo, pero ella no puede y se queda ahí cocinándole, lavando los platos y comiendo mierda.
Teresa dice:
Hm. ¿Entonces crees que deba esconder ese cuento?
JP dice:
Sí.
Teresa ha enviado un zumbido.
Teresa dice:
¿Cuándo vuelves?
JP dice:
El martes.
Teresa dice:
Estoy desesperada, ya necesito que estés aquí.
JP dice:
Estuve allá seis meses y casi ni nos vimos.
Teresa dice:
Ahora es muy diferente.
JP dice:
Siempre es "muy diferente".
Teresa dice:
No vamos a empezar a pelear...
JP dice:
Todo bien. Pero no prometas nada.
Teresa dice:
En serio quiero que vengas.
Teresa dice:
Te estaré esperando.
JP dice:
Espérame con el corazón y las piernas abiertas.
Teresa dice:
Teresa dice:
Jajaj
JP dice:
Sabes qué deberíamos hacer cuando llegue?
Teresa dice:
Dime.
JP dice:
Deberíamos hacer concursos de cuento corto cada tres días, el que pierda se la chupa al otro.
Teresa dice:
Jaja. No aguanta chuparla por compromiso.
JP dice:
Quién te manda a perder??
Teresa dice:
Jajaja. ¿Y quien es el juardo?
JP dice:
Yo
Teresa dice:
Tú lo q quieres es chupada segura cada 3 días
JP dice:
Tranquila, me gusta tanto chupar como que me chupen, así que repartiré los premios con justicia.
Teresa dice:
Para ser sincera a mí no me gusta de a mucho q me la chupen. Me aburre.
JP dice:
Lástima, a mí me encanta ese sabor.
Teresa dice:
Sinceramente, prefiero chupar.
JP dice:
Entonces te toca perder.
Teresa dice:
No aguanta.
JP dice:
Bueno, pero si ganas puedes elegir chupármela.
Teresa dice:
¿Y si tú ganas?
JP dice:
Si yo gano te toca chupármela también.
Teresa dice:
¿Y cuál es la gracia del concurso si de todos modos te la voy a acabar chupando?
JP dice:
Ésa no era la idea. No es mi culpa que te aburra que te chupen.
Teresa dice:
No me ha ido bien.
JP dice:
Aún te falta conocer mi lengua. Creo que mi lengua podría hacerte retomar el camino de la literatura.
Teresa dice:
Ven pronto.
JP dice:
El martes.
Dime.
JP dice:
Deberíamos hacer concursos de cuento corto cada tres días, el que pierda se la chupa al otro.
Teresa dice:
Jaja. No aguanta chuparla por compromiso.
JP dice:
Quién te manda a perder??
Teresa dice:
Jajaja. ¿Y quien es el juardo?
JP dice:
Yo
Teresa dice:
Tú lo q quieres es chupada segura cada 3 días
JP dice:
Tranquila, me gusta tanto chupar como que me chupen, así que repartiré los premios con justicia.
Teresa dice:
Para ser sincera a mí no me gusta de a mucho q me la chupen. Me aburre.
JP dice:
Lástima, a mí me encanta ese sabor.
Teresa dice:
Sinceramente, prefiero chupar.
JP dice:
Entonces te toca perder.
Teresa dice:
No aguanta.
JP dice:
Bueno, pero si ganas puedes elegir chupármela.
Teresa dice:
¿Y si tú ganas?
JP dice:
Si yo gano te toca chupármela también.
Teresa dice:
¿Y cuál es la gracia del concurso si de todos modos te la voy a acabar chupando?
JP dice:
Ésa no era la idea. No es mi culpa que te aburra que te chupen.
Teresa dice:
No me ha ido bien.
JP dice:
Aún te falta conocer mi lengua. Creo que mi lengua podría hacerte retomar el camino de la literatura.
Teresa dice:
Ven pronto.
JP dice:
El martes.
Thursday, January 3, 2008
Six
Era más fácil rodar por la arena. Estaba húmeda y negra y se pegaba a sus jeans cortos y a su piel, que continuaba siendo blanca a pesar de llevar tres años rodando bajo el sol de esta playa.
Veíamos ese cuerpo pálido rodar entre nosotros y las trillizas. Escuchábamos esa voz aguda peleando contra la brisa y aún no podíamos saber si se trataba de un hombre o de una mujer. Sus patas flacas y su cuerpo sietemesino continuaban untándose de arena negra, sal y mierda de perros. Sus ojos seguían clavados en las tetas de las trillizas.
–Tápate eso –gritó el cuerpo arrastrado desde la arena, y esta vez su voz aguda se escuchó plena y sonó femenina, y la trilliza de amarillo giró hacia esa voz y "eso", sus tetas enormes, fue pleno de frente–. Tápate eso –repitió mordiéndose el labio–, que tienes mucho y hace hambre.
La trilliza de amarillo ahogó una carcajada, la de negro apretó las cejas con una sonrisa confundida, la del medio se acomodó el top naranja del que se asomba una gota de pezón caramelo. Nosotros seguimos desde la hamaca, nada, ese cuerpo marchito y pálido que rodaba sobre la arena negra de las cuatro de la tarde. Seco el sol, la cerveza era ya una espuma tibia y, al fondo, seis tetas iguales, trillizas, y seis pies mojados jugaban con la otra espuma.
–Tápate eso, niña, que desde allá arriba se ve todo.
Y continuaba sobre la arena, buscando algo allá arriba con la cabeza levantada hacia un cielo azul pleno, mientras avanzaba hacia las trillizas impulsada por las manos como una perra flaca sin patas traseras. Reptando, con las piernas arrastradas y los brazos sosteniéndola, los omoplatos se asomaban rompiéndole los hombros.
–Dios te está mirando desde allá arriba y te ve todo. ¡Tápate...! Sí, tú, la de naranja.
No fue un grito, fue una súplica tajante. La de amarillo abrazó a la de naranja, porque sabía que hablaba sólo con ella, y la de negro, que había nacido dos minutos antes que las otras dos, se paró de frente a defender a las hermanas menores, sin miedo, sabiendo que eran sólo palabras y que la playa estaba muy llena y que nosotros no habíamos dejado de mirarlas ni un segundo y que esos huesos inofensivos arrastrados por la arena no podrían hacer más que asustarlas. Sin miedo.
–Tápate eso, niña, que Dios te está viendo desde allá arriba y se le para la verga. ¿O tú crees que Dios es marica? ¿Tú crees que a Dios no se le para?
Veíamos ese cuerpo pálido rodar entre nosotros y las trillizas. Escuchábamos esa voz aguda peleando contra la brisa y aún no podíamos saber si se trataba de un hombre o de una mujer. Sus patas flacas y su cuerpo sietemesino continuaban untándose de arena negra, sal y mierda de perros. Sus ojos seguían clavados en las tetas de las trillizas.
–Tápate eso –gritó el cuerpo arrastrado desde la arena, y esta vez su voz aguda se escuchó plena y sonó femenina, y la trilliza de amarillo giró hacia esa voz y "eso", sus tetas enormes, fue pleno de frente–. Tápate eso –repitió mordiéndose el labio–, que tienes mucho y hace hambre.
La trilliza de amarillo ahogó una carcajada, la de negro apretó las cejas con una sonrisa confundida, la del medio se acomodó el top naranja del que se asomba una gota de pezón caramelo. Nosotros seguimos desde la hamaca, nada, ese cuerpo marchito y pálido que rodaba sobre la arena negra de las cuatro de la tarde. Seco el sol, la cerveza era ya una espuma tibia y, al fondo, seis tetas iguales, trillizas, y seis pies mojados jugaban con la otra espuma.
–Tápate eso, niña, que desde allá arriba se ve todo.
Y continuaba sobre la arena, buscando algo allá arriba con la cabeza levantada hacia un cielo azul pleno, mientras avanzaba hacia las trillizas impulsada por las manos como una perra flaca sin patas traseras. Reptando, con las piernas arrastradas y los brazos sosteniéndola, los omoplatos se asomaban rompiéndole los hombros.
–Dios te está mirando desde allá arriba y te ve todo. ¡Tápate...! Sí, tú, la de naranja.
No fue un grito, fue una súplica tajante. La de amarillo abrazó a la de naranja, porque sabía que hablaba sólo con ella, y la de negro, que había nacido dos minutos antes que las otras dos, se paró de frente a defender a las hermanas menores, sin miedo, sabiendo que eran sólo palabras y que la playa estaba muy llena y que nosotros no habíamos dejado de mirarlas ni un segundo y que esos huesos inofensivos arrastrados por la arena no podrían hacer más que asustarlas. Sin miedo.
–Tápate eso, niña, que Dios te está viendo desde allá arriba y se le para la verga. ¿O tú crees que Dios es marica? ¿Tú crees que a Dios no se le para?
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